En el siglo XIV con la construcción del Monasterio de Guadalupe la cal se convirtió en un material esencial de construcción, para ello numerosos mineros exploraron la Sierra de la Palomera en busca de las vetas calizas. Encontraron a la falda del Risco Sobacorbas (Torrontro) varios afloramientos superficiales de este material, asentándose en este lugar y dando comienzo a la actual pedanía de La Calera, construyeron varios hornos en las inmediaciones de la veta caliza y han seguido manteniendo estas construcciones tras la terminación del monasterio, usándose hasta hace pocos años para el encalado de casas principalmente.
