El meloncillo (Herpestes ichneumon) es un pequeño carnívoro de cuerpo alargado también conocido como mangosta egipcia, de color grisáceo, orejas pequeñas y redondeadas, una cola larga y algo que le diferencia del resto de carnívoros, una pupila horizontal que si podemos encontrar en otras especies de aves o reptiles pero muy rara en mamíferos.
Se distribuye principalmente por África y no hay una explicación clara de su aparición en la Península Ibérica, algunas hipótesis plantean una posible introducción por romanos o árabes, se ha encontrado restos de un meloncillo en una tumba romana de Mérida en la que también han aparecido otros animales domésticos.

Otros expertos apuestan por una llegada natural a la Península, apoyada esta hipótesis por análisis genéticos entre la población española y africana que dan como resultado una alejada diferenciación genética, lo que demostraría que la separación de ambas poblaciones se realizó hace mucho más tiempo.


Vive normalmente en grupos de 3-6 ejemplares, aunque también se encuentran ejemplares aislados, se alimentan de peces, aves, mamíferos pequeños, reptiles, anfibios, invertebrados y huevos, su gran variedad de posibles presas, su relativa confianza para acercarse a medios humanizados , sus hábitos diurnos y su rápida expansión han provocado que no tenga muy buena fama entre las poblaciones locales.
Se mueve en grupo de una forma muy peculiar, en fila y cada ejemplar unido a la cola del anterior, a largas distancias parece un solo animal enorme, lo que ha servido de inspiración para numerosas leyendas y cuentos sobres grandes serpientes peludas y seres fantasiosos.



