Paseo por la costa de Cascais, por esos rincones alejados de playas turísticas, de coches, de ruido, por esos rincones que parecen olvidados, sacados de un cuento, donde el azul del mar parece incluso pintar los grises acantilados, donde el murmullo de las olas enmudece cualquier pensamiento y donde el silencio no es tan mal compañero.
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