El mas pequeño objeto, en el momento más inoportuno, se puede convertir en el objetivo de nuestra cámara, jugar con la luz, con los reflejos, con los colores, y aprender a cada disparo …
Las tardes de lluvia en este paraje extremeño se vuelven mágicas, las rocas parecen cobrar vida, la imaginación rebosa a cada paso mientras que las gotas de agua resbalan por las peñas graníticas igual que lágrimas buscando la verde hierba de la primavera, y en el cielo, el arcoiris ilumina una bonita tarde, un cuento, un deseo … una realidad.
Pocos lugares como el Geoparque Villuercas Ibores Jara nos hacen disfrutar de estas raras especies vegetales como son las orquídeas, pero quizás este rincón del Valle del Almonte sea uno de los que mayor variedad y cantidad encontraremos, mezcladas siempre con bellos paisajes de bosques caducifolios de castaños y robles, junto a líquenes y helechos siempre verdes, y en terrenos en los que el hombre vive en simbiosis con la naturaleza.
Es curioso que la distribución de orquídeas por esta zona de Navezuelas está estrechamente relacionada con aquellos castañares en los que los síntomas de las enfermedades del chancro y la tinta no están visibles, observando que castañares que se encuentran limítrofes a estas zonas no tienen o escasean estas plantas ¿nos encontraremos ante un indicador biológico de la calidad del castañar?.
Pocos lugares como Cabañas del Castillo pueden producirnos esa sensación de querer volver a los pocos minutos de abandonarlo, de volver a sentir el aire desde lo alto de las rocas, a divisar, igual que el halcón peregrino desde su atalaya, las tierras de Las Villuercas, a volver a sentir los recuerdos y las historias que imaginamos dentro de sus torres, a creer que estamos, como en el mejor de nuestros sueños, en un paisaje creado para nuestra imaginación.